jueves, 13 de agosto de 2009

el medio

EL PARADIGMA DE LA EXISTENCIA
Desde el momento en que la especie humana surgió en el planeta tierra y empezó a tener uso de razón, aparecieron algunos interrogantes que en principio se veían imposibles de darles respuesta, como el caso de ¿quienes somos nosotros?; ¿cómo aparecimos?; ¿qué es lo que nos rodea?; ¿para qué estamos aquí?; ¿qué debemos hacer? o alguna vez te has preguntado ¿por qué ocurre el viento?; ¿por qué el agua moja?. Pero todas estas cosas y muchas más han inquietado al hombre, llevándolo así a buscar respuestas para encontrar el verdadero sentido de las cosas que lo conforman y lo rodea.
Todo esto se ha ido aclarando, ya que algunos hombres con el pasar de los años han investigado y contado sus experiencias y resultados, las cuales han servido de conocimientos para que otros hombres de otras generaciones se apropien de ellos y los tomen como teorías para realizar nuevas investigaciones y formar así otras nuevas, con el fin de comprender nuestro mundo para saber actuar.
Es así como el hombre ha llegado a dar respuesta a uno de los más grandes interrogantes que lo inquieto por mucho tiempo, entendiendo y comprendiendo así el cómo se originó el universo, independientemente de la concepción científica o religiosa. Desde la óptica científica la teoría más aceptada en la actualidad sobre el origen del universo es la de la gran Explosión. Todo parece indicar que en sus comienzos el universo fue un punto de dimensiones muy pequeñas con una densidad muy infinita de energía. La expansión posterior ocasionó un enfriamiento, asociado con la menor densidad de energía, lo cual permitió que esta se condensara formando fotones y partículas. A partir de estas últimas se ha formado la materia en todas las formas que conocemos hoy en día. Las mejores estimaciones actuales indican que el Big - Bang ocurrió hace unos 15.000 millones de años.
Aunque la formación del sistema solar fue bastante posterior a la creación del Universo, porque hace unos 6.000 millones de años una nube de materia interestelar, cuya composición fue el resultado de 10.000 millones de años de evolución del Universo cercano, comenzó a condensarse hacia su centro. Algunos núcleos exteriores de condensación de la nube dieron lugar posteriormente a los planetas. La mayor parte de la masa se condensó en el centro, donde el rozamiento, las colisiones entre partículas y
la descomposición del material radiactivo de la nube original elevó la temperatura hasta el punto de ignición de la gigantesca bomba de hidrógeno en que se convirtió el Sol. Al ser menores las masas condensadas en los planetas, su temperatura no llegó hasta el punto de detonación; alcanzando el punto de fusión y se convirtieron en esferas de materiales fundidos.1
En el gigantesco mar de lava que fue la tierra en sus comienzos, los elementos más pesados cayeron rápidamente al fondo, como el caso del hierro, muy abundante en la composición original de la nube, arrastrando a otros elementos metálicos. Por esta razón los análisis de la transmisión de las vibraciones sísmicas a través del centro de la tierra evidencian que el núcleo del planeta es metálico, y que su centro se encuentra en estado líquido.

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